Cada uno tiene su propia percepción de ello.
Las experiencias Mediterráneas son mi definición.
Imagínate una mesa de madera, con un mantel de lino recién secado al sol, decorada con flores sembradas con cariño, frutas del árbol vecino y todo lo necesario para pasar un rato de calma, de presencia, creando con tus manos, con intención, respetando los materiales, respetando tu momento. Viviéndolo muy presente.
Donde la calidez y la calidad presiden la mesa, donde contagiarte por la calma mediterránea y aprender de ella y de sus recursos.
Porque no hay mayor lujo que valorar la exquisitez de lo pequeño.